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16 febrero 2013

Romanos 13:1-2

Todo el mundo debe obedecer a las autoridades constituidas, porque Dios, la máxima autoridad, es quien las ha establecido en sus cargos respectivos. No hay gobierno en la tierra que haya llegado a ejercer su autoridad sin el permiso de Dios. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad, se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden, recibirán castigo. 

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