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17 marzo 2015

Mateo 18:23-33

El reino de Dios se puede comparar con un patrón que decidió hacer cuentas con sus siervos. Cuando empezó, le llevaron a un siervo que tenía una deuda muy grande con él. Como debía mucho, no tenía dinero para pagar la deuda. El patrón ordenó que lo vendieran junto con su esposa e hijos y todo lo que tenía, y así poder recuperar el dinero. Entonces el siervo se puso de rodillas y empezó a rogarle al patrón, diciéndole: 

'¡Por favor, tenga un poco de paciencia conmigo, yo le voy a pagar todo lo que le debo!' 

El patrón sintió compasión, le perdonó la deuda y lo dejó libre. Cuando este siervo se fue, se encontró con un compañero que le debía poco. Entonces el siervo a quien el patrón había perdonado agarró al otro del cuello y le dijo:

'¡Págame lo que me debes!' 

El compañero se puso de rodillas y empezó a rogarle: 

'Por favor, ten un poco de paciencia conmigo, yo te voy a pagar todo lo que te debo'. 

Pero el primer siervo no quiso perdonarle la deuda y mandó echarlo a la cárcel hasta que pagara lo que le debía. Cuando los otros compañeros se dieron cuenta de lo que había pasado, se entristecieron mucho y fueron a contarle todo al patrón. Entonces el patrón lo llamó y le dijo: 

'¡Eres un mal siervo! Te perdoné la deuda porque me rogaste que tuviera compasión. ¿No debiste haber mostrado compasión con tu compañero, así como yo la tuve contigo?' 

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