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26 junio 2021

La Espada Electrónica (e-Sword)

    Después de un buen tiempo lejos de este espacio, el Señor ha permitido que esté de vuelta con (lo que considero) una poderosa herramienta digital para profundizar en el estudio de las Sagradas Escrituras, personalizada en esta ocasión de tal manera que asegure la utilización de recursos de altísimo valor, principalmente en el campo teológico (Biblias, Comentarios, Diccionarios, entre otros). El programa está preparado con "pocos" módulos, porque la idea no es que tengamos mucho material bueno, sino que tengamos lo mejor (desde mi punto de vista, basado más que todo en la llamada crítica textual).

   Habiendo entonces indicado en líneas generales cómo está estructurado el programa en cuestión, les voy a dar detalles del mismo, de tal manera que puedan determinar antes de descargar (unos 500 MB), si les merece la pena el intento (que yo creo que sí 😉). Sin embargo, para no extenderme demasiado, solamente voy a mencionarles las biblias, comentarios y diccionarios presentes, pero también hay bastantes mapas y libros de referencia a los que pueden acceder sin problemas. Vamos al lío...

Principales Biblias incluidas:

  • Biblia Hebraica Stuttgartensia con números Strong (BHS+).
  • Biblia La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH).
  • Biblia Textual 4ª Edición (BTX4).
  • English Standard Version (ESV).
  • Interlineal Griego-Español con números Strong, basado en Novum Testamentum Graece 27ª Edición (NA27+).
  • Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH).
  • Nueva Traducción Viviente (NTV).
  • Nueva Versión Internacional (NVI).
  • Palabra de Dios para Todos (PDT).
  • Biblia Versión Recobro (RBR).
  • Reina Valera Actualizada (RVA).
  • Reina Valera Contemporánea (RVC).
  • Reina Valera Revisada de 1909, 1960, 1977 y 1995.
  • Traducción en Lenguaje Actual (TLA).
Principales Comentarios incluidos:
  • Biblia del Diario Vivir.
  • Biblia Textual.
  • Editorial Mundo Hispano.
  • English Standard Version.
  • Jamieson-Fausset-Brown.
  • Juan Luis Flores (solo Colosenses).
  • Matthew Henry.
  • Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy.
  • Nueva Traducción Viviente.
  • Nueva Versión Internacional.
  • Palabra de Dios para Todos.
  • Recobro (Watchman Nee y Witness Lee).
  • Reina Valera Actualizada.
  • Reina Valera Revisada de 1995.
  • Siglo 21.
  • Treasury of Scriptural Knowledge.
  • Traducción en Lenguaje Actual.
Principales Diccionarios incluidos:
  • Brown-Driver-Briggs (Definiciones Hebreas).
  • Diccionario Bíblico (Merrill C. Tenney).
  • Diccionario Bíblico Arqueológico (Charles Pfeiffer).
  • Diccionario de Hebreo Bíblico (Moisés Chávez).
  • Diccionario Expositivo VINE.
  • Diccionario Hispano-Americano de la Misión.
  • Diccionario Strong en Español.
  • Gran Diccionario Enciclopédico TIME LIFE.
  • Nuevo Diccionario Bíblico (Samuel Vila).
  • Nuevo Diccionario de la Biblia (Alfonso Lockward).
  • Nuevo Diccionario de la Biblia (Wilton Nelson).
  • Pasajes Especiales de la Biblia Textual.

Al descomprimir el archivo descargado, encontrarán las instrucciones de instalación y puesta en marcha del programa. Recuerden que es compatible con Windows. A continuación les dejo el enlace para la descarga:


Espero que sea útil en la asignación que han recibido del Señor. Gracia y Paz en Cristo... ¡Bendecidos!

20 mayo 2019

Sublime Gracia

Si hay una palabra que abarca el maravilloso evangelio que predicamos, y que obviamente se encuentra presente de principio a fin en todo el mensaje recibido, esta es: “gracia”, término que proviene del griego “charis”, y que suele definirse de manera general como el favor inmerecido de Dios hacia nosotros. En el Nuevo Pacto, la gracia está centrada en la persona de Jesucristo. Él – más allá de ser el portador por excelencia - es la gracia de Dios (Juan 1:17), manifestada por acción de la voluntad divina.
Constantemente vemos en los escritos apostólicos cómo la gracia de Dios es mucho más que un concepto abstracto; simplemente es Cristo en nosotros, con quien somos uno (1 Corintios 6:17). Cuando se nos revela entonces que fuimos escogidos desde antaño para recibir la gracia de Dios (1 Pedro 1:10), entendemos que es imposible escapar de la gracia salvadora del Señor, pues quienes hemos sido predestinados para ser Sus hijos, seremos preservados hasta el final (1 Pedro 1:3-5).
Ahora bien, en las enseñanzas neotestamentarias encontramos también que los apóstoles en ciertas ocasiones usaron esta palabra (charis) para referirse a otros aspectos específicos… Veamos algunos ejemplos:
•  “El ángel le dijo: «María, no temas. Dios te ha concedido su gracia” (Lucas 1:30 – RVC). Es obvio que el ángel no se refería a la salvación eterna, sino al privilegio de ser la madre del Mesías.
•  “Todos hablaban bien de él y estaban asombrados de la gracia con la que salían las palabras de su boca. «¿Cómo puede ser? —preguntaban —. ¿No es éste el hijo de José?»” (Lucas 4:22 – NTV). Con toda seguridad, el escritor está señalando que las palabras de Jesús eran agradables al oído; no hay mayor interpretación.
•  “Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos” (Hechos 4:33 – NVI). Aquí el contexto en el que se desarrollan los acontecimientos, indica que la intención de lo que quiere transmitir el escritor (Lucas) es la misma que en el pasaje anterior: los apóstoles caían bien a la gente (en todo sentido).
•  “Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma y son llamados a ser su pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz” (Romanos 1:7 - NTV). El apóstol Pablo oraba para que la iglesia romana tuviese gracia. Ciertamente no se refiere a la salvación, porque ya la iglesia es salva… ¿A qué se refería? Que el Señor te dé la gracia para discernirlo.
•  “Y cuando vaya, a los que aprobéis por medio de cartas, a éstos enviaré para que lleven vuestra expresión de bondad [charis] a Jerusalem” (1 Corintios 16:3 – BTX). La gran mayoría de las traducciones castellanas de este pasaje sustituyen la palabra gracia por otra relativa a una ofrenda, donativo, etc. La razón es sencilla: el contexto nos indica lo que quiso transmitir el escritor.
•  “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos” (Hebreos 12:15 – NTV). Al leer todo el capítulo, es decir, el contexto del versículo, nos damos cuenta que el apóstol no se está refiriendo a perder la gracia desde un punto de vista condenatorio, sino que está exhortando a la iglesia a no dejarse contaminar por el sistema (a no distraerse); pues aunque seamos salvos, podemos desechar la recompensa que el Señor quiere darnos por nuestras malas actitudes (1 Corintios 3:13-15).
En conclusión, la gracia de Dios nos alcanzó, y nada ni nadie nos podrá arrebatar de su mano (por Su Propósito Eterno), pero tengamos cuidado de mantenernos en un estado infantil, y negarnos a madurar, porque aunque ciertamente vivimos en la gracia, nuestro Dios justo nos disciplinará cuando sea necesario, y mi encomienda como ministro es advertirte para que no pases por momentos difíciles innecesariamente… ¡Salud en Cristo a mis queridos hermanos… Bendecidos!

11 diciembre 2018

Avivando el Fuego


“Me acuerdo de tu fe sincera… Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio… Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina” (2 Timoteo 1:5-7, NTV).
     La fe sincera que había en Timoteo, ocasionó que su padre (el apóstol Pablo) le recordara que avivara el fuego del don que Dios le había dado. Si Pablo hubiese tenido dudas con respecto a la sinceridad de la fe de Timoteo, muy probablemente no le fuese hecho el recordatorio, por cuanto estamos llamados a edificar el Cuerpo de Cristo, y no a entretenernos (perdiendo el tiempo), procurando el perfeccionamiento de gente que es cristiana, pero no ha nacido de nuevo.
El don al que Pablo se refería en el caso de Timoteo, era el que lo constituía como testigo del Señor (1:8), es decir, como predicador o maestro del evangelio; sin embargo, de manera general, sabemos que “A cada uno de nosotros se nos da un don espiritual para que nos ayudemos mutuamente” (1 Corintios 12:7 – NTV), esto es, en el Cuerpo de Cristo, es decir, Su iglesia, que no apunta para nada a la organización religiosa a la que perteneces, sino más bien a manifestar el don entre nuestros hermanos en la fe, en el contexto de una profunda comunión espiritual.
     La palabra griega que emplea el apóstol para indicarle a su hijo que avivara el fuego, es anazopuréo, y ésta denota “volver a encender, o mantener plenamente encendida una llama” (Diccionario Expositivo VINE, 1999). Conforme a las palabras apostólicas, podemos afirmar lo siguiente: El don espiritual que Dios te dio, tiene un fuego, y ese fuego debemos mantenerlo plenamente encendido. Notemos que Pablo no señala que Dios avivará el fuego, pues eso no le corresponde al Señor. Ya Dios te dio el don, y ahora es tu responsabilidad mantener su fuego avivado. Pero, ¿cómo avivamos el fuego?
     La mayoría de los maestros con cierta influencia religiosa, tenderán a mistificar el pasaje, y te dirán que se refiere “al fuego del Espíritu”, y relacionarán esta frase con el hecho de realizar muchos sacrificios religiosos para “encender la llama” de nuestra vida cristiana. Expresiones como: “Debes meterte en ayuno”, “Hay que hacer una vigilia de oración” o “Levántate de madrugada a orar” son típicas en estos escenarios; y no es que está mal hacer eso, sólo que ese mensaje no es el que se desprende de la exhortación de Pablo a Timoteo que tratamos en este momento.
     La clave para responder objetivamente a la pregunta que nos hicimos, está en las palabras apostólicas del verso 7:
1. Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez.
2. Dios nos dio un espíritu de:
·         Poder (dúnamis: fuerza, capacidad).
·         Amor (agápe: es Dios mismo, según 1 Juan 4:8).
· Autodisciplina (sofronismós: control de nosotros mismos, sobriedad, prudencia).
¿Cómo avivamos el fuego del don que Dios nos dio? Simplemente actuando conforme a la naturaleza que hemos recibido en Cristo. El énfasis del apóstol no está en algo místico, sino en la acción de todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) a la causa divina:
Recibimos poder (un cuerpo) para hacer lo que se nos encomendó, y tú sabes bien lo que el Señor ha puesto en tu espíritu. Debemos hacerlo con el espíritu de amor que nos gobierna (1 Corintios 13:4-8), pero con la autodisciplina correspondiente (el alma sujeta) que nos prevenga de los molestos excesos, que lejos de edificar, mutilan el cuerpo. Así que el momento perfecto para avivar el fuego es ahora, pues ya tenemos todo lo que necesitamos para operar en el don (Colosenses 2:10), sin ser defraudados… ¡Manos a la obra!