Para acercarnos a la Biblia adecuadamente, es importante saber algo del Dios que la respalda: Dios es a la vez trascendente (esto es, él está “más allá” del espacio y del tiempo) y personal. Él es soberano y es el creador todopoderoso, a quien el universo entero debe su existencia; sin embargo, él es el Dios quien por gracia condesciende para relacionarse con nosotros los seres humanos, a quienes él mismo formó a su propia imagen. Puesto que nosotros estamos limitados por el tiempo y el espacio, Dios nos encuentra aquí; él es el Dios personal que se relaciona con otros seres, personas que él hizo para que le glorifiquen y que se gocen en él por siempre. Dios ha escogido revelarse a nosotros, porque de otra manera sabríamos muy poco acerca de él...
9 comentarios:
La gracia observa, no el orden de la naturaleza, ni tampoco a aquellos que nosotros pensamos que más lo merecen, sino el placer de Dios.
La Biblia revela la mente de Dios... Sus doctrinas son santas, sus preceptos obligatorios, sus historias verdaderas y sus decisiones inmutables. Es luz que dirige, pan que sostiene y consuelo que alegra. Es mapa del viajero, báculo del peregrino, brújula del navegante y espada del soldado. Cristo es su gran tema; por eso, debe ocupar la mente, gobernar el corazón y guiar los pies. Es mina de prosperidad, un paraíso de gloria y un río de placer... Léela bajo la guía del Espíritu Santo, y camina bajo su revelación: tu vida nunca más será igual!
Debiera usted conocer la Biblia, pero algo mucho más importante es entender al Dios que revela...
"Muchos tienen la Biblia en la cabeza o en el bolsillo... Lo que necesitan es tenerla en el corazón". D. L. Moody
Nadie está por encima del Señor... Él es Soberano, y como tal, decide a quien ha de revelarse Su Palabra!
En el consejo y decreto de Dios está determinado cuánto tiempo hemos de vivir. Nuestros tiempos están en sus manos, las fuerzas de la naturaleza actúan sometidas a Él; en Él vivimos y nos movemos.
La doctrina de la soberanía de Dios, su derecho a hacer su voluntad, provoca a los hombres orgullosos.
Oír atentamente la palabra de Dios es buena señal de la obra de gracia empezada en el corazón y un buen medio de seguir realizándola.
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