Base Bíblica: Colosenses
2:13-15
Dios se mueve en la eternidad, basado en leyes establecidas por Él
mismo, a través de Su Palabra, que es ley en sí misma (Isaías 1:10); asimismo,
creó a la tierra y a la humanidad, y estableció leyes para operar en esa
dimensión, lo cual se puede evidenciar desde el propio Génesis (1:3-28). Cuando
Adán violó la legalidad de Dios, perdió la autoridad que tenía como
representante legal del Padre aquí en la tierra, y por ende, su descendencia se
vio también afectada. Sin embargo, Dios no ha dejado de relacionarse con Su
pueblo legalmente, asegurando así el cumplimiento de su propósito eterno. Hay 4
términos legales que Dios ha utilizado a lo largo de la historia, para
garantizar la manifestación de Su Reino en la tierra, y es fundamental conocerlos,
para operar efectivamente en la legalidad del Padre, viviendo las verdades
presentes del Evangelio, y gobernando así en toda situación. Éstos son:
I.
Promesa (Hebreos 11:13,39-40). En términos jurídicos, una promesa es
un contrato preparatorio de otro más
solemne o detallado al cual precede.
Las promesas de bendición eterna fueron hechas a Abraham y a su descendencia, refiriéndose a Cristo (Gálatas 3:16;
Génesis 12:7; 13:15). De igual forma, Dios habló muchas veces y de diversas
maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas (Hebreos 1:1), y todos
apuntaban a Cristo. “Pues todas las promesas de Dios se cumplieron en
Cristo con un resonante «¡sí!». Y, por medio de Cristo, nuestro «amén» (que
significa «sí») se eleva a Dios para su gloria” (2 Corintios 1:20).
II.
Juramento (Génesis 22:16-17). Es una afirmación, poniendo por testigo a Dios, o en sí mismo o en sus
criaturas. “Como no existía nadie
superior a Dios por quién jurar, Dios
juró por su propio nombre, diciendo: «Ciertamente te bendeciré y
multiplicaré tu descendencia hasta que sea incontable»… Ahora bien, cuando las
personas hacen un juramento, invocan a alguien superior a ellas para obligarse
a cumplirlo. Y, no cabe ninguna duda de que ese juramento conlleva una
obligación. Dios también se comprometió mediante un juramento, para que los que
recibieran la promesa pudieran estar totalmente seguros de que él jamás
cambiaría de parecer. Así que Dios ha
hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden
cambiar, porque es imposible que Dios
mienta…” (Hebreos 6:13-14,16-18). La legalidad de la iglesia está
respaldada por la promesa y por el juramento de Dios (Salmo 110:4), pero aún
hay más…
III.
Pacto (Hebreos 7:22). En su uso ordinario, es un tratado entre dos o más partes
que se comprometen a cumplir lo estipulado. El apóstol Pablo deja claro que el
Nuevo Pacto en Cristo fue establecido antes
del Antiguo Pacto hecho con Israel. Entonces, Dios hizo una promesa y le añadió un juramento, estableciendo así un Pacto Unilateral de bendición (Gálatas
3:17), considerando que el ser humano no tiene la capacidad de ofrecerle nada a
Dios, equivalente a lo que Él da (2 Corintios 3:5); por tal motivo, es
necesaria la gracia (Efesios 2:8). No obstante, aquí no termina todo…
IV.
Testamento. Es un documento donde consta en forma legal la voluntad del testador. Este
nuevo pacto es como un testamento. Si la persona que hace un testamento no ha
muerto todavía, ese documento aún no sirve de nada (Hebreos 9:16-17). Pacto y testamento (diátheke) traducen una sola
palabra griega, la cual significa ambas cosas; el autor se vale de este doble
significado para indicar que la herencia del pueblo de Dios es posible gracias
a la muerte de Jesucristo.
El
Evangelio del Reino está basado en fundamentos
legales sólidos, los cuales la iglesia debe esgrimir en el cumplimiento de
su propósito eterno, manifestando Su Gobierno en el lugar de jurisdicción
establecido por Dios: la tierra. No hay ninguna duda de que todo se destraba,
cuando se utilizan los argumentos legales propios, decretando la Palabra de
Dios en oraciones gubernamentales. La herencia
del Cuerpo de Cristo descansa en un Testamento,
que provino de la promesa (cumplida
en Cristo), confirmada con el juramento,
por medio de un Pacto… A legislar,
pues, con Verdades Presentes!
“Y
ahora, que el Dios de paz —quien levantó de entre los muertos a nuestro Señor
Jesús, el gran Pastor de las ovejas, y que ratificó un pacto eterno con su
sangre — los capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad. Que él
produzca en ustedes, mediante el poder de Jesucristo, todo lo bueno que a él le
agrada. ¡A él sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén”. Hebreos
13:20-21
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