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17 marzo 2014

1 Corintios 1:17-21

Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio (anunciar las buenas nuevas), no con palabras elocuentes, para que no se haga vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. Porque está escrito: "DESTRUIRÉ LA SABIDURÍA DE LOS SABIOS, Y EL ENTENDIMIENTO DE LOS INTELIGENTES DESECHARÉ." ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que sabe discutir en este siglo (mundo)? ¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este mundo sea necedad? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios mediante la necedad de la predicación salvar a los que creen.

07 marzo 2014

Viviendo Verdades Presentes

Base Bíblica: Colosenses 2:13-15
Dios se mueve en la eternidad, basado en leyes establecidas por Él mismo, a través de Su Palabra, que es ley en sí misma (Isaías 1:10); asimismo, creó a la tierra y a la humanidad, y estableció leyes para operar en esa dimensión, lo cual se puede evidenciar desde el propio Génesis (1:3-28). Cuando Adán violó la legalidad de Dios, perdió la autoridad que tenía como representante legal del Padre aquí en la tierra, y por ende, su descendencia se vio también afectada. Sin embargo, Dios no ha dejado de relacionarse con Su pueblo legalmente, asegurando así el cumplimiento de su propósito eterno. Hay 4 términos legales que Dios ha utilizado a lo largo de la historia, para garantizar la manifestación de Su Reino en la tierra, y es fundamental conocerlos, para operar efectivamente en la legalidad del Padre, viviendo las verdades presentes del Evangelio, y gobernando así en toda situación. Éstos son:
I.              Promesa (Hebreos 11:13,39-40). En términos jurídicos, una promesa es un contrato preparatorio de otro más solemne o detallado al cual precede. Las promesas de bendición eterna fueron hechas a Abraham y a su descendencia, refiriéndose a Cristo (Gálatas 3:16; Génesis 12:7; 13:15). De igual forma, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas (Hebreos 1:1), y todos apuntaban a Cristo. “Pues todas las promesas de Dios se cumplieron en Cristo con un resonante «¡sí!». Y, por medio de Cristo, nuestro «amén» (que significa «sí») se eleva a Dios para su gloria” (2 Corintios 1:20).  
II.            Juramento (Génesis 22:16-17). Es una afirmación, poniendo por testigo a Dios, o en sí mismo o en sus criaturas. “Como no existía nadie superior a Dios por quién jurar, Dios juró por su propio nombre, diciendo: «Ciertamente te bendeciré y multiplicaré tu descendencia hasta que sea incontable»… Ahora bien, cuando las personas hacen un juramento, invocan a alguien superior a ellas para obligarse a cumplirlo. Y, no cabe ninguna duda de que ese juramento conlleva una obligación. Dios también se comprometió mediante un juramento, para que los que recibieran la promesa pudieran estar totalmente seguros de que él jamás cambiaría de parecer. Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta…” (Hebreos 6:13-14,16-18). La legalidad de la iglesia está respaldada por la promesa y por el juramento de Dios (Salmo 110:4), pero aún hay más…

III.           Pacto (Hebreos 7:22). En su uso ordinario, es un tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado. El apóstol Pablo deja claro que el Nuevo Pacto en Cristo fue establecido antes del Antiguo Pacto hecho con Israel. Entonces, Dios hizo una promesa y le añadió un juramento, estableciendo así un Pacto Unilateral de bendición (Gálatas 3:17), considerando que el ser humano no tiene la capacidad de ofrecerle nada a Dios, equivalente a lo que Él da (2 Corintios 3:5); por tal motivo, es necesaria la gracia (Efesios 2:8). No obstante, aquí no termina todo…

IV.          Testamento. Es un documento donde consta en forma legal la voluntad del testador. Este nuevo pacto es como un testamento. Si la persona que hace un testamento no ha muerto todavía, ese documento aún no sirve de nada (Hebreos 9:16-17). Pacto y testamento (diátheke) traducen una sola palabra griega, la cual significa ambas cosas; el autor se vale de este doble significado para indicar que la herencia del pueblo de Dios es posible gracias a la muerte de Jesucristo.

El Evangelio del Reino está basado en fundamentos legales sólidos, los cuales la iglesia debe esgrimir en el cumplimiento de su propósito eterno, manifestando Su Gobierno en el lugar de jurisdicción establecido por Dios: la tierra. No hay ninguna duda de que todo se destraba, cuando se utilizan los argumentos legales propios, decretando la Palabra de Dios en oraciones gubernamentales. La herencia del Cuerpo de Cristo descansa en un Testamento, que provino de la promesa (cumplida en Cristo), confirmada con el juramento, por medio de un Pacto… A legislar, pues, con Verdades Presentes!

“Y ahora, que el Dios de paz —quien levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, y que ratificó un pacto eterno con su sangre — los capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad. Que él produzca en ustedes, mediante el poder de Jesucristo, todo lo bueno que a él le agrada. ¡A él sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén”. Hebreos 13:20-21